12 de abril de 2016

Cuando los humanos jugamos a ser dioses...

Por Fabiola Martínez Díaz


La vida estudiantil en un ambiente francamente templado reforzaba mi ánimo para escapar del hacinamiento de la residencia. Iba a comprar víveres, me sentaba a contemplar el paisaje y a disfrutar del clima, jugaba en la pista de atletismo, caminaba por la ciudad... 

Cada uno hacía lo que el invierno no les permitió, por ejemplo mis amigos camboyanos iban por Martha, Índu y por mí a nuestras habitaciones para tomarnos fotografías que luego ellos mismos revelaban. A Martha o a mí llegaban a tomarnos por sorpresa para fotografiarnos en la calle. 


Caminando sobre la calle Otakara Yarosha. Regresando de comprar papas,
que era lo único o lo poco que sabíamos cocinar. 
Nuestra jornada escolar, como lo mencioné en entregas previas, era de tiempo completo de lunes a sábado, los días de descanso extra eran pocos: 8 de marzo, día de la mujer, 9 de mayo, día de la Victoria (день Победы), año nuevo y, por supuesto, el primero de mayo, día internacional de los trabajadores y fiesta internacional del movimiento obrero. 

Acostumbrada a vivir en un país donde "hacer puente" era, como decía mi abuela, "el pan nuestro de cada día," padecí el rigor del estudio arduo, por eso, al estar muy próximo el descanso por el 1ro de mayo hice grandes planes con Martha, la pandilla de camboyanos y nicas, decidimos pasar todo el día en la pista de atletismo, estudiar, jugar y relajarnos. 

Los planes se realizaron conforme a lo previsto, ese día lo pasé disfrutando del sol y el aire templado, estudiando, jugando y tomando kompota y comiendo panes rellenos de kolbazá. Estábamos rebozando de felicidad cuando, con rostro compunjido se acercó de prisa un latino...

—¿Supieron que hubo una explosión nuclear de Chernobil hace varios días?
—No sabemos nada, no hemos escuchado nada en las noticias pero, ¿dónde queda eso?, ¿qué tiene que ver con nosotros?—, contestamos con la más genuina inconsciencia y con muy poca empatía. 
—Está cerca de Kiev, se dice que todo el poblado cercano está muerto, mi familia me llamó para saber si estoy bien; varios compañeros hemos recibido llamadas de nuestros países pero nadie estaba enterado. Se dice que en todo el mundo están preocupados porque el gobierno soviético no explica nada, guarda silencio.

Debo confesar que, acostumbrada a vivir en un país donde otro deporte nacional es el "sospechosismo", mi tendencia fue no dar crédito a lo que escuchaba. Di por hecho que se trataba de otra maniobra de descrédito a mi segunda patria. Mientras en mi cabeza rodaba la idea del sospechosismo y del "compló" (como suele gritar la pseudo izquierda mexicana de la actualidad), nuestro emisario trataba de responder a las preguntas de los demás.

—Si los soviéticos no han dado la noticia, ¿por qué lo saben en otros países?, ¿no te parece extraño?
—Los radares o sensores de Suecia o Noruega se activaron al detectar una nube de radiación que se dirigía al norte de Europa. Ellos emitieron la alarma y todo el mundo se enteró, pero ciertamente los soviéticos no se han pronunciado. Lo que se dice en los medios extranjeros es que debemos evitar exponernos al sol, les sugiero que regresen a su residencia. 
—¿Tú crees que sabiendo la gravedad de la situación, en un día como hoy en que todos pasean y descansan, los soviéticos iban a permitir que nos pase algo tan grave?, no lo creemos. 
—Bien, yo ya les advertí, lo demás es su decisión. Si pueden hablen de esto con sus compañeros. 

Como suelen decir los nicas, nosotros "no paramos bola" a lo que escuchamos y terminamos el día en la calle. En mis adentros, y a partir de todo lo que había vivido en ese país hasta el momento, mi lógica no me permitía pensar que no nos protegieran o alertaran de tan grave situación, si es que la había. 

También me decía: Si la maestra de fonética todo el tiempo nos revisaba la ropa de invierno para no enfermar, si a punto de terminar el invierno a todos nos hicieron exudados faríngeos y nos cuidaron de no enfermar de vías respiratorias y sobre todo de meningitis, ¿cómo pueden descuidarnos ante un hecho tan grave como una explosión nuclear?

Además de mis reflexiones, me percaté que en el paseo del primero de mayo de 1986, había familias enteras disfrutando del buen clima, del descanso. Todo parecía indicar que la gran mayoría, verdaderamente, ignoraba el hecho. Mi sospecha de una falsa alarma se reforzó. 

Al reanudarse las clases los pobres maestros fueron bombardeados con interminables preguntas sobre el tema, la mayoría de los profesores repitió lo poco que se dijo en la brevísima noticia del 28 de abril, de la que la mayoría de los estudiantes no se enteró o no dio importancia, algo así como: "Hubo un accidente en la planta nuclear de Chernobil, pero ya se tomaron medidas para ayudar a los afectados. El gobierno designó una comisión."

Hago un breve paréntesis para contarles que, a partir de tan grave suceso, desde mi repatriación voluntaria a México, específicamente desde el asesinato de Colosio y el inicio del movimiento zapatista, escuchar que el gobierno forma "comisiones" para todo problema o mal, me provoca gran rechazo y es porque, históricamente, esas comisiones se forman porque el gobierno en turno del país que sea no puede, no quiere, no le conviene o no sabe cómo resolver lo que enfrenta. 

Para bien o para mal, lo que yo creí que era una difamación se convirtió en un hecho real y contundente, no había duda, la explosión nuclear había sucedido. La dura verdad, sumada el repaso detallado de aquel primero de mayo me mantuvo taciturna varios días. Luego comencé a preguntarme: ¿cómo es posible que no se haya dicho nada?, ¿cómo nos permitieron estar expuestos al sol?, ¿por qué callar?...

Mi vida, así como la de todos los soviéticos de esa época, tiene un antes y un después de Chernobil. Mi pensamiento abstracto, el pensamiento de esa personita (yo) que se perfilaba a ser una adulta comprometida conmigo misma y la humanidad, no lograba elaborar o comprender explicaciones. 

En pocos días se cumplen treinta años de la explosión nuclear de Chernobil. Hoy, así como de unos años a la fecha, sigo sin comprender un sin fin de conductas y procederes de los sectores del poder político y económico de los países del mundo. La única certeza que tengo es que: A NADIE LE IMPORTA NADA,  A NADIE LE IMPORTA EL RESTO DE LA HUMANIDAD. El egoísmo, el egocentrismo, el narcisismo y el hedonismo están por encima de cualquier principio humano; salvo contadas y extraordinarias excepciones. 

Y si no consideran congruente mi afirmación, pregunten al actual jefe de gobierno y a su gabinete sobre la crisis ambiental de la Ciudad de México, pidan rendición de cuentas a todos los regentes o jefes de gobierno que han gobernado la capital desde que se implantó el "hoy no circula", pregunten a las familias de cientos de desaparecidos en México, a las familias de las mujeres violadas o asesinadas, a los que venden las armas y financian al Estado Islámico, a quienes cerraron las fronteras a los refugiados sirios y africanos. 

Les invito a hacer otro ejercicio cívico y ético, que puede consistir en preguntar cómo viven el compromiso social a los patrones de las pequeñas y grandes empresas, a los que han tenido cargos populares o de elección y de la noche a la mañana tienen casas, ranchos, edificios, viajes y todo lo que un simple mortal como yo puede imaginar... Preguntemos sobre el derecho a la vida digna, la justicia, la paz, la legalidad a todos aquellos que juegan a ser dioses...

Es verdad que, sin importan cuán grande sea el poder que tal o cual persona tiene, nada es eterno, no obstante insisto en subrayar que la vida en sociedad demanda con urgencia una reflexión profunda de nuestros actos. URGE, sí URGE una seria revisión de nuestros principios y convicciones, el planeta y el mundo vivo, las personas y las sociedades del mundo lo merecemos. ¿O usted no?

NOTA: Ya que vino a tema el asunto de falta de principios, abusos e indiferencia, requiero un pequeño favor de todos para el día miércoles 13 de abril, o sea mañana. Consiste en tener para mí un pensamiento positivo, pues parte de mi atención y tiempo estarán destinados a tratar asunto de ignominia. 

¿Qué significa "hacer puente": En México existe la costumbre de llamar "puente" a los prolongados descansos que los trabajadores, principalmente los de gobierno, se toman aprovechando un día festivo, por ejemplo, si el primero de mayo cae en día martes, hacer un puente consiste en tomar como descanso, también, el día lunes, algunos servidores públicos o burócratas incluso, comienzan su puente desde el medio día del viernes. 

3 comentarios:

  1. Muy buena crónica; parece que fue ayer es increíble cómo pasa el tiempo. Recuerdo tantas cosas de esa época ahora tan lejana y llena de acontecimientos tan importantes que vuelven como las olas de diferente forma, con mayor o menor fuerza pero, en el plano político, pareciera que la constante es la indiferencia de los gobernantes.
    Una frase que tomé de una película, me parece que INVICTUS dice algo así como que "el hecho de que estés perdido, no significa que lo vayas a estar para siempre". Saludos y un abrazo.

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  2. EN ESTA SECCIÓN COPIARÉ Y PEGARÉ LOS INTERESANTES COMENTARIOS QUE HAN HECHO EN MI MURO DE FACEBOOK SOBRE EL TEMA:
    DE REY MOLINAS: Yo me quise apuntar d voluntario para ir a trabajar allí pero me descartaron por mi físico muy flaco y al final termine jugando fútbol en los campos d la lomonosova todo el tiempo con polvo radiactivo.
    DE TONY LILÓN: Recuerdo muy bien aquellos momentos, Fabiola. Era un fin de semana largo y mi entonces novia (actual esposa), Erika, húngara, había viajado a su país. Ella y yo alquilábamos un pequeño anexo de una casa, cerca de la Fábrica de Chocolate Karl Marx. Yo fui a la Lomonósova, porque había un juego de pelota (beisbol), donde estaban los manzanos, detrás de las residencias 6 y 7 de la Academia de Veterinaria. Por la tarde llegué a la casa y allí me encontré con el hijo de la casera, quien trabajaba en el Instituto de Física, con un medidor de radiación en las manos. Me pidió que limpiara mis zapatos en un paño mojado antes de entrar en casa. Su mamá me trajo pan, agua y tocino, pidiéndome que no saliera. Yo pregunté qué pasaba, pero no me quisieron contestar. Así estuve hasta el día siguiente, en casa, con visitas de vez en cuando de la casera y su hijo. Y yo sin saber nada. Hasta la noche, cuando llegó Erika desde Hungría. Recién llegada a Hungría supo lo de Chernóbil y sin pensarlo tomó el próximo tren para Kiev. Recuerdo que tras ella explicarme lo de Chernóbil le pregunté por qué se había arriegado en regresar... Ese día me convencí aún más de que Erika era la mujer de mi vida. Ese verano de 1986 ella terminó sus estudios en el Pedagoguicheskii Institut y regresó a casa definitivamente. Pero no sola; yo la acompañaba. En Hungría pasé todo el verano de 1986.
    JOSÉ TINOCO: EN ESE MOMENTO DE GUERRA FRIA , DESINFORMACION,CUAN DIFICIL FUE DISCERNIR "CUANTO ERA CIERTO ,CUANTO NO" UNA VERDAD DOLOROSA CON PERDIDA DE VIDAS HUMANAS POR ERRORES DE HUMANOS . EN LO PERSONAL PASE DE LA DUDA AL ASOMBRO A LA REFLEXION Y AL TEMOR NATURAL DE LAS CONSEQUENCIAS GENETICAS PARA MI FUTURA GENERACION. EN EL AMBIENTE ESTUDIANTIAL SE DIERON MILES DE CONJETURAS HASTA LO INVEROSIMIL. LO QUE SI RECUERDO QUE HABIAN MUCHOS ROLLOS DE PELICULAS COLGANDO DE LAS VENTANAS DE LOS EDIFICIOS ESTUDIANTIAL ESTUDIANTILES PARA MEDIR EL NIVEL DE RADIOAVTIVIDAD, MIENTRAS MAS RAPIDO SE VELABA EL ROLLO DE PELICULA MAS ALTO EL NIVEL DE RADIOAVTIVIDAD.
    VALENTYNA OSTRIANSKA: Yo fui muy ignorante. Como ningún año tomé muchísimas fresas que estaban un precio casi regalado. Y lo que más recuerdo de aquellos días en Kiev es que los camiones constantemente limpiaban las calles con agua y nos aconsejaban tener las ventanas cerradas (con un calor como ningún año en estas fechas) y beber un vaso de vino tinto

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  3. Heddy Liliana Colca Faby el 1er dia, nadie sabia aparentemente nada, pero como Yo escucha la radio..me parecio raro, el 2do tampoco todos mudos.ya el 3er dia recuerdo la gente se empezo a movilizar. En Kiev sacaron a las madres gestantes y niños. Los estudiantes estranjeros les daban permisos para irse a sus paises sin terminar el año academico, los latinos nos quedamos a seguir con las clases. Recuerdo que todos empezamos a andar con pañuelos y la ropa con los zapatos los dejabamos en la puerta de entrada es decir el sobretodo al ingresar a la residencia nos sacabamos, cambiandonos los zapatos y el sobretodo. Ya empezaba a hacer calor y teniamos que cerrar las ventanas al maximo, como si fuera invierno, solo una pequeña ventana abierta para la ventilacion, la idea era no dejar entrar la radiacion. Un rusito de mi clase trajo un medidor de radiacion y donde mas se concentraba era en los zapatos y la cabeza, la aguja del medidor inmediatamente se hiba al maximo, de ahi que todos entre risa y preocupacion se sacudian la cabeza. Las residencias todo el tiempo las lavaban es decir se subian al techo y comenzaron a lavar los techos y hasta a los arboles, todo el tiempo estaban lavanado con chorros de agua los techos, los arboles y las veredas...era una constante en las residencias el el КПИ- Universidad de Ingieneria de Kiev - KPI. En verano a todos nos sacaron si o si, a mi me enviaron a Odessa a una casa de descanso todo el verano, ahi los medicos nos controlaban, es decir no estar muy expuestos al sol, cada dia solo era un maximo de 2 horas expuestos al sol, decian que habiamos recibio suficiente radiacion. Nos alimentaban muy bien..full leche con casha. Nada de verduras ni carnes, pero si bien alimentados. Fue un bonito verano ya que concentro a mucha gente, no soloeramos estudiantes sino familias enteras que lo perdieron todo. Nunca es posible olvidar aquella experiencia y despues casos raros que se presentaron que jamas lo expusieron en las noticias. Mi agradecimiento infinito a quellos personas que dieron sus vidas por salvar muchas otras, benditos a aquellos bomberos, policias, medicos que fueron en verdad martires ...Dios los tenga en la gloria y que sus almas descansen en Paz

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