Por Fabiola Martínez
Al abrirse archivos con información relevante sobre la guerra fría, resultó inevitable que se dieran a conocer datos concretos de la crisis de los misiles en Cuba. Recuerdo que mi familia me hizo llegar a la URSS una edición especial de la revista Proceso, donde se abordó ampliamente ese episodio.
No pensé en compartirlo con Valery porque, en esa época, los cubanos estudiantes de la URSS, se mostraban renuentes y en contra del proceso que estábamos viviendo. Pero un día Valery llegó con una edición especial de su periódico oficial Granma, donde por primera vez se habló de los acuerdos entre EEUU y la URSS sobre la crisis. Recuerdo que Valery se veía desconcertado...
-Si no lo veo en nuestro periódico no lo creo, -dijo Valery
-Pues quizá te convendría comenzar a creer, porque eso se sabe en todo el mundo.
-¿Cómo lo sabes? -Y allí le saqué mi revista, la leyó con atención y luego me dijo que en mi publicación se incluían más detalles que el periódico oficial cubano. -¿Por qué apenas nos dicen?
No sé si se trataba de una auténtica ingenuidad, o de una negación total a conocer otras verdades, pero a Valery le cayó mal la noticia. Ahora que lo analizo, creo que me sucedería algo similar si toda la vida hubiese creído que mi padre era un ser semejante al Papa Francisco (a quien admiro), y luego me diera cuenta que más bien el señor se parecía más al repulsuvo cardenal Norberto Rivera, un ser ambicioso y corrupto y cargado de todos los "pecados capitales" que condena el catolicismo.
Lo que la nomenclatura cubana hizo fue curarse en salud (un poco tarde), pues con la glasnost los documentos de esa crisis que hizo temblar al mundo, saldrían a la luz y ya no tenían manera de controlar nada.
Por esos días, mi amigo Víctor me escribió una carta comunicándome que había logrado su traslado a Leningrado y que pronto dejaría Lvov. Pensé que era mi última oportunidad de conocer una ciudad que a lo largo de años, fue la manzana de la discordia entre Polonia y Rusia. Le pedí a Víctor una invitación que pronto llegó. Valery y yo viajamos en tren para conocer Lvov, para Valery el viaje representó la oportunidad de saludar a su amigo de la infancia y la juventud.
Ya en la ciudad, organizamos algunos paseos para conocerla. Lvov, con un centro histórico importante, nada tenía de parecido con las ciudades ucranianas o rusas. Más bien tenía un aspecto y un aire más similar al de Bratislava. Recuerdo que el abastecimiento de productos allí era bastante malito, pero tenía lugares lindos para comer y beber cerveza. En la tabernita que visitamos yo no la pasé tan bien, primero porque no me gusta la cerveza y segundo porque, aunque intenté tomarla, al estar a temperatura ambiente era peor que un mal caldo de pollo. Los latinos me comprenderán mejor...
Además de las bellas imágenes de la ciudad, de ese viaje tengo un recuerdo extrañamente revelador. En la charla con los amigos cubanos de Valery, se mencionó, como algo normal y cotidiano, que habían expulsado de la universidad a cierto compañero cubano porque descubrieron que era homosexual. Si bien mi país no es el más respetuoso de los derechos humanos, me extrañó que los cubanos aprobaran ese hecho.
-¿De qué hablan?, ¿cómo saben que era homosexual?, y sobre todo ¿a quién le importa?
-Bueno chica, es que ustedes los capitalistas son unos frescos, se las dan de liberales pero tampoco están de acuerdo con la homosexualidad.
-En gran parte es verdad, pero no hablen por todos, a mí me da igual que la gente sea lo que sea. ¿En qué me afecta?
-Es que esa gente es una pervertida, y los miembros de la juventud (comunista), estamos obligados a denunciar a esa gente. -las respuestas que narro las recibí de todos los allí reunidos.
-Bueno, ¿si era homosexual cómo le dieron la beca o lo dejaron entrar a la universidad?
-Chica, mira, ellos no lo demuestran, pero si alguien tiene dudas lo comunica a la "juventud" y entonces se programa una intervención.
-¿Cómo es eso?, si no se le nota cómo pueden saber sus preferencias y hacer una intervención.
-Se les vigila y, cuando se reúnen con la persona con la que anda, los miembros de la juventud comunista se reúne y les cae en el cuarto.
-¿Les parece normal allanar la habitación de alguien?, -pregunté horrorizada.
-¿Y tú qué crees?, es nuestro deber.
-¿Qué pasa después de que encuentran a los sospechosos en el "acto"?
-Se les hace un consejo y se les expulsa de inmendiato. Así ha sucedido con...
Y empezaron a citar al número de personas que habían expulsado de universidades y becas por la misma causa. Yo ya no quise preguntar más, lo que escuché sobrepasaba mi entendimiento. ¿Cómo Cuba, la esperanza y ejemplo de América Latina, era capaz de actuar de formas tan criminales?, ¿en qué se diferenciaban de los conservadores o de los "imperialistas"?
Hasta hoy, el recuerdo de esa charla me hace sentir mal. En ese tiempo no me había preguntado si sucedía lo mismo en la URSS, pero desde que V. Putin hizo públicas ciertas medidas contra los homosexuales, entendí que esa tendencia discriminatoria estaba presente en todos los países que conformaron el bloque, quizá en algunos lugares con mayor fuerza que en otros, pero la cuestión es que se vivía en persecusión contra la homosexualidad, como lo hizo Pinochet y Franco en su tiempo, como lo hace el Opus Dei y otras extremas derechas de la élite política mexicana, como lo hace el propio López Obrador (a quien muchos lo ven como el redentor izquierdista de México), para mí es vergonzoso que el propio Papa Francisco sea más progre que muchos mexicanos de influencia.
Pero bueno, hechos son hechos, y afortunadamente, al menos en la Ciudad de México, se sigue trabajando en la sensibilización a favor de la igualdad. Cuando hago mis caminatas por los Viveros y veo a parejas de jóvenes (mujeres y hombres), caminando de la mano, me da gusto que, al menos allí, tengan un espacio donde disfrutar de esa expresión de su sexualidad. Verlos siempre me recuerda la anécdota que hoy les cuento y, al menos en ese aspecto, parece ser que vamos por buen camino.
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En alguna parte del centro de Lvov. |
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Tumba del soldado desconocido, con mi amigo Víctor. |
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En la entrada del mausoleo o tumba del soldado desconocido |
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Visitando la "tumba del soldado desconocido" |